Como voy a adorar a la luna después de haber visto el sol.

Y es mi lamento escrito en tristes versos los que me liberan de tus ojos. Maldigo cada palabra e imagen que cruzan mi cabeza añorando tus dulces labios y tu querido aliento.
Lloraría más veces por tu perdida que por el paso del tiempo. Más mi espejo me dice que mi sonrisa ya ha envejecido.
No se que será de ti, ni tampoco cual será mi destino, solo se que mi corazón que algún día me perteneció, ya no lo tengo, pues ahora es en tus manos ardientes donde yace dormido.
Limpia mis lágrimas con tu presencia.
El recuerdo de mis palabras, cada una surcando el mar de tus labios, pero ese recuerdo ya se acaba y desde mi delicado lecho, solo te mando tres palabras desprovistas de ingenio: Adiós, amor, te quiero.

En sus brazos

Llegará mi muerte y recordaré haberte conocido, pero tu seguirás en sus brazos y no en los mios.

Mi alma como soledad y la tuya como suspiro, suspiro que rodea mis labios, que besa mis entrañas y envenena mi destino.

Besos que ya no son mios, besos aspirados por esos suspiros. Besos que no tendré, aunque te halla conocido.

Ese olor a mar y viento,

esos ojos cristalinos,

esa melena húmeda de oro,

esa sonrisa con perlas perfectas,

el abrazo mas fresco del mundo, me envuelves en el olor azul del mar, 

tus caricias de olas, linda belleza, 

me llevas y me traes, pero siempre estas en mi cabeza,

vuelas cada día con el perfume afrutado de la brisa en tu melena, 

y nunca dejo de ver esa sonrisa tuya tan embriagadora que hace que deje de pensar en los sueños, porque tu eres mi sueño mas profundo y brillante.

Estoy envuelta en el deseo de tu alma.

Necesito tocar tu piel ardiente, con la que cada noche veo salir la luna tumbada en la arena húmeda del mar en la oscuridad mas pacifica.

Quiero los besos dulces de tus labios, con los que cada mañana me despierto.

Un día sin ti es un día sin noche, una noche sin luna, una mano sin anillo, un anillo sin poseedor, un beso sin labios, unos labios sin dueño.