Despierto pensando en palmeras verdes movidas por el viento,
en diamantes azules que rozan la orilla a distinto tiempo.
Despierto pensando en tus ojos, tus manos, tu cuerpo.
Picardía extinguida en un solo vuelo.
Amanezco en distintos brazos suaves y tiernos.
Antes eran más frescos,
ahora estos están manchados con sus recuerdos.
Recuerdos de barcos, de arena, de coches, de noches, de agua, de abrazos y besos.
Que pena me invade al pensar que no eres mio,
que todo quedó en un sueño,
que ya no hay más abrazos ni más besos.
Qué poema más bonito, Ester.Tú estás aquí...¿Pero y tu mente? ¡Despierta chiquilla que estamos en Córdoba! (Eso me decía mi abuela Carmen)
ResponderEliminarUn beso grande y me alegra que retomes el blog.